Políticas Farmacêuticas: a Serviçodos Interesses da Saúde?
José Augusto Cabral Barros
APRESENTAÇÃO
PACIENTES Y MEDICAMENTOS ¿QUÉ ES LO PRIMERO?
Albert Figueras. Fundació Institut Català de Farmacologia (Barcelona)
afs@icf.uab.es
A comienzos del 2003, Jacques Juillard, director de La Revue Prescrire y
presidente de la asociación Mieiux Prescrire (Prescribir Mejor), enviaba una
carta a los profesionales sanitarios europeos que empezaba así: “Estimado
Colega: ¡Llamada a las armas!” y continuaba con una texto que invitaba a los
lectores a unirse frente a la propuesta de una nueva legislación europea sobre
medicamentos con una clara intención de servir, en primer lugar, a la industria.
En este proceso han surgido numerosas voces de clínicos, científicos,
profesores universitarios y asociaciones de consumidores – muchos de
ellos congregados en el Medicines in Europe Forum / Collectif Europe et
Medicament (MEF-CEM)– para tratar de proyectar una política europea
en el tema de medicamentos que se fundamente más, en el interés de los
pacientes.
En el momento de escribir estas líneas para el libro que ha preparado
José Augusto, acabo de recibir dos nuevos mensajes del MEF-CEM para
que sean ampliamente difundidos en los países de la Unión Europea. Uno
comenta la necesidad de que los nuevos fármacos comercializados, no sólo
comparen su eficacia con placebo, sino, con las alternativas terapéuticas
disponibles que hayan demostrado su utilidad. Las pruebas sobre el valor
terapéutico añadido permitirían un mejor uso de los medicamentos que no
se basara únicamente en una premisa que no siempre es cierta: “Fármaco
nuevo es sinónimo de avance terapéutico”. El segundo documento se titula
“Para una política de medicamentos que considere al paciente en primer
lugar”, y desarrolla cuestiones como el valor de la información y del acceso
a ella, para conseguir el mejor uso posible de los medicamentos, o
la presencia de la sociedad civil en las agencias de medicamentos.
El libro de José Augusto se enmarca perfectamente en este tipo de discusiones
en que, últimamente, algunos profesionales tratan de explicar a la
opinión pública europea, hacia dónde pretende ir la legislación europea para
servir a la industria y por dónde ir para servir a los ciudadanos. El título del
presente libro (Políticas de medicamentos: a serviço dos interesses da saúde
pública?) ya orienta sobre el contenido: el autor intentará despejar la incógnita
planteada por el interrogante final, un interrogante que simboliza cómo
los intereses industriales prevalecen frente a los intereses de los pacientes, y
no al revés. En esta trayectoria intelectual, factual y legal, el Dr. Barros repasa
el papel de los medicamentos en la sociedad (el papel estelar que a menudo
les pretende dar la medicalización), comenta cuáles son las consecuencias
sobre el precio y la accesibilidad de los medicamentos de los acuerdos internacionales
para proteger la propiedad intelectual, y dedica una parte de su
análisis a reflexionar sobre la reglamentación de varias agencias de medicamentos
(la europea, la española, la italiana y, como referencia, la de su país,
Brasil).
En el trayecto que nos propone el autor a lo largo del libro, el lector se
da cuenta de que, efectivamente, parece que la política de medicamentos
no va siempre encaminada hacia la defensa de los intereses de la salud
pública como punto de partida. En este viaje comprendemos por qué esto es
así, y llegamos, en la última parte del libro, a unas propuestas para que el
sector farmacéutico se vuelva un instrumento a favor de la salud pública.
En otras palabras: sí es posible eliminar definitivamente el interrogante
del título del libro y mejorar así el acceso a medicamentos de calidad a un
precio asequible para todos. Sólo falta voluntad, organización e iniciativas
como las que se han descrito en el párrafo introductorio de este texto – que
el autor también comenta en su obra.
Naturalmente, el marco legal es importante, sin embargo, no debemos
perder de vista que el medicamento forma parte de una cadena con múltiples
eslabones interrelacionados. Esto supone que una buena política de medicamentos
es un paso importante, aunque no hay que olvidar que también
tienen gran importancia otros aspectos, como la formación médica continuada
y las campañas educativas de los usuarios, la producción de información de
calidad y saber interpretarla de manera crítica para transformarla en esa
sabiduría de que habla la cita inicial del maestro Asimov.